Son Muchos los que han llegado hasta el líder cubano Fidel Castro para hablarle de cambios necesarios que han de haber en el gobierno de Cuba para que el país pueda salir adelante y prosperar. Sin embargo nadie aun ha podido convencerlo con las ideas que le han planteado como posibles alternativas a tomar. Lo que sucede es que todas conllevarian a la traición de los ideales sobre la creación de un hombre nuevo; algo que es inaceptable por quienes están convencido de que la humanidad no puede basar sus esperanzas en los absurdos del capitalismo.
Castro es la persona que está más convencida que nadie de que Cuba se encuentra en una encrucijada en la que no parece que ni a corto ni a largo plazo se puedan resolver los graves problemas de dejadez, indolencias e irresponsabilidades de las personas en el trabajo y en la dirección del país, cuales son las principales causas de las deficiencias económicas y de los problemas de suministro a la población.
De este fenómeno se culpa en parte al orden económico mundial regido por el capitalismo, así como tambien al embargo económico contra Cuba y a las políticas y medidas tomadas por el gobierno norteamericano en relación a este. De manera que el gobierno de Cuba cree que si el mundo cambiara, Cuba y la actitud de los cubanos tambien cambiaria, y no habría necesidad de ningún tipo de cambio político, mientras que sí se socializaría aun más la economía.
Mas ante la realidad presente de que cambios en el mundo no parecen cercanos, mientras que la situación económica del país se deteriora con frecuencia (lo que ha generado un gran malestar entre la población), pues el gobierno de Cuba está decidido a llevar adelante cambios extraordinarios siempre que el ideal socialista prevalezca y sobreviva inmutablemente ante cualquier tranformación que se lleve a cabo.
Lo que el líder cubano está dispuesto a aceptar como cambios radicales en Cuba, han de ser cambios que de ninguna manera traicionen al socialismo, negándole la oportunidad a este de poder demostrar que si es posible la creación de un hombre y mundo nuevo. De manera que el líder cubano reconoce que –sin profundizar en un análisis de las causas por las que hayan sido-, se acepta que al ser humano no se le puede pedir más que lo que estaría dispuesto a hacer por sí mismo para ascender en la vida, mientras que siempre habíamos creído que llevar adelante las ideas revolucionarias eran parte de su propósito cuando en realidad eran exclusivamente parte de los ideales y aspiraciones delirantes de segundas personas y no precisamente las suyas personales. O sea, que mientras siempre se quiso creer que los entusiasmos de unos tenían que ser necesariamente los entusiasmos de los otros, ahora nuestro máximo líder reconoce que es mucho más fácil que la gente se mueva en pos de sus propios intereses a que se mueva por un ideal común que siempre careció de la magia de solucionar los problemas a corto plazo, mientras que –por el contrario- todo señala a un deterioro de la calidad de vida en general. De ahí que ahora no solo hayamos empezado a aceptar cambios en el trabajo que permiten la iniciativa privada en algunos sectores de la producción y los servicios, sino que también hemos tenido que buscar la amistad no solo con gobiernos radicales y reaccionarios que quizás habrían acabado con la vida en la Tierra si hubieran tenido el poder militar con que cuentan algunas de las grandes potencias mundiales, sino que, además, también hemos tenido que aliarnos a otras actualidades que han ganado mucho terreno como es el caso de la homosexualidad, la que se ha hecho demasiado poderosa como para seguir manteniendo una política y filosofía contraria a ella, mientras ésta está dominando la palabra en los medios de comunicación, haciéndose sumamente peligroso para la revolución cubana lo que esta pueda influenciar en los gobiernos de sus respectivos países debido a la súper susceptibilidad de este grupo social, cual suele reaccionar histéricamente y en un bloque unánime cuando se siente agredido o perseguido.
No es que nuestro máximo líder haya cambiado en su manera de pensar, sino que ha tenido que hacer ciertos cambios obligado por las circunstancias. Si mañana un súper poder extraterrestre viniera a la Tierra y eligiera a Fidel para que organizaran la vida en nuestro mundo según su propio criterio (una oportunidad histórica que nuestro comandante no podría desperdiciar por un asunto de mero sentimentalismo que no tendría cabida explicable en las realidades que habría que enfrentar de nuestro mundo), regresándole a nuestro máximo líder la juventud, lucidez y las fuerzas que tenia en los años sesenta, de seguro que, con mucha suerte, tanto Chávez como el presidente de Irán serian removidos del poder y sometidos a un aislamiento, mientras que el resto de los gobernantes del orbe serian mandados a un Gulap para rehabilitarlos.
Para entender la lógica del gobierno cubano de la isla en cuanto a los "cambios" de mentalidad que se han producido en el, hay que analizarlo todo desde un contexto de doble moral y de conveniencia propia que juega con los intereses de los que retienen el poder. De manera que todo se puede decir para desprestigiar al enemigo político, pero no se puede recordar lo dicho cuando se está detrás de algún interés por conseguir algo que parta de ellos mismos. O sea, que la propaganda política cubana no se cansará de decir que los EE.UU le roban y estafan al mundo comprándole con una moneda carente de valor real. Sin embargo tratar de recordar esto mismo cuando se habla de la posibilidad de que millones de norteamericanos invadan a la isla como turistas para que dejen allí esos dólares… eso es algo inaceptable; no se le puede dejar saber ni recordársele a los norteamericanos que fueran a Cuba como turistas que nosotros sabemos que ellos están sirviéndose de beneficios pagando con un papel moneda que políticamente nosotros desprestigiamos. Es aquí donde la doble moral entra en función; es aquí donde los intereses son infinitamente más importantes que los principios y que las convicciones político-ideológicas; es aquí –donde hay intereses económicos de por medio- donde surge el forzamiento a la "compresión" y "respeto" de las ideas de camaradas como el presidente de Venezuela Hugo Chávez que creen en el “niñito Jesús” y en la “santa biblia” así como en las oraciones que se hagan pidiéndole a dios por ayuda; un camarada que ha dicho muchos más exabruptos de los que dijera el demente y destituido expresidente Bucaram de Ecuador, de quien el gobierno cubano no necesitaba nada en ese momento (ni nada podía ofrecerle tampoco) mientras que Chávez si apareció en el momento más critico de la sobrevivencia en Cuba, tirándole un cabo al gobierno de la isla para ayudarlo a palear una grave crisis por la que estaba pasando durante el “periodo especial” después del derrumbe del campo comunista, cabo que los Castros no podían rechazar aunque estuviera en choque frontal con sus convicciones, teniendo que verse en la necesidad de “aceptar” la amistad “sincera” no solo de gobernantes a lo Chávez que de buena fe le dan una mano, sino que también teniendo que aceptar a otros seudos revolucionarios como el ex presidente Lulas de Brasil y otros burgueses que nada tienen que ver con la creación de un mundo mejor ó al menos del mundo que el Castrismo promovía. Mas que esto, los gobernantes cubanos se han tenido por ende que aliar a otras “aberraciones” que antes perseguían, aliándose a la homosexualidad en un mundo que cada vez es más dominado intelectualmente por ellos, incluso en la propia isla, donde esta está acaparando la palabra escrita y la cultura después de que la vulgaridad y la chusmeria se hiciera contagiosa en la mayor parte de la heterosexualidad masculina, la que cada vez se siente más ridícula si se expresa cultamente, dejándole todo el espacio intelectual a la parte que no busca mostrar fortaleza con el mal hablar ni con la bravuconería y la boconería sino que con las letras y la cultura; una situación que normalmente se presenta en la parte blandengue (homosexual) de la sociedad cubana, y a la que se le abren las puertas en la editoriales y en las redacciones de los periódicos y revistas gracias a que cada vez son menos los machos heterosexuales que se interesan por el buen hablar y por la cultura, por lo que han desaparecido de la escena intelectual mientras que los homosexuales cada día la van acaparando más, forzando ello a su reconocimiento una vez que la misma tendencia se nota en todo el mundo.
Es cierto que a la revolución cubana hay que defenderla como se defienden las prostitutas cuando son acosadas; es cierto que los que se han escalado dentro del sistema logrando posiciones atractivas en las que se han acomodado, tienen que defender sus intereses personales como mujeres que se defienden fieramente cuando se les acusa, señalándolas; todo esto es cierto. Pero también dentro de estas certezas hemos de atrevernos a defender nuestras actitudes según sean estas, y no que negarlas como si siempre hubiéramos pensado como ahora pretendemos que estamos haciéndolo. O sea, que está bien engañar, pero dejando siempre saber que estamos mintiendo; no por que sea de nuestro gusto hacerlo, sino que por que las circunstancias nos obligan a tener que hacerlo en un mundo que es sumamente delicado y susceptible con lo que uno pueda decir de los demás.
De manera que si bien nosotros nos reíamos de lo que pensara Pepe el del barrio, despalillándonos de la risa sin temor a ninguna consecuencia, cuando el asunto se trata de los que pueda pensar y decir un excelentísimo y distinguidísimo mandatario de algún país con el que tenemos buenos negocios comerciales, entonces es otra la historia. No podemos reírnos ni burlarnos de lo que pueda pensar el “excelentísimo y distinguidísimo” presidente de Irán aun cuando anteriormente sus convicciones eran motivos de comentarios íntimos entre los miembros del buro político; comentarios que ahora nadie se atrevería a volver a hacerlos a partir del nuevo juego simulador del que hemos tenido que valernos para con las buenas relaciones con los amigos que nos convienen.
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