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El futuro de Cuba

Parecería a simple vista que los cubanos son las personas más preocupadas por los asuntos políticos de su país que ningún otro grupo nacional, pero la realidad es que las motivaciones políticas de los cubanos desde 1959 hasta la fecha, son el resultado de la alineación que se desató en Cuba después de que un enajenado con carisma que presumiblemente llegó al poder en busca de justicia y de protagonismo, se convirtiera en un inspirador político que arrastró a una gran mayoría de los habitantes de la isla a desafíos retóricos que carecían del análisis serio. Hablamos de una alienación que mucho más allá que la provocada por las luchas ideológicas y demagogas, ha sido una alienación provocada por los insultos a la inteligencia de las personas; todo un fenómeno derivado de las demagogia y de la manipulación a un pueblo que en su inmensa mayoría siempre ha sido ignorante en asuntos de política, imponiéndole el lado vencedor su brutalidad al lado que había sido desmoralizado.
Esto no quiere decir necesariamente que en Cuba se desató una lucha ideológica entre los entusiastas del promotor de un nuevo vocabulario político y los que se vieron afectados por el desorden que aquellos habían creado, pues es irónico hablar de lucha ideológica cuando se sobreentiende que la ideología es una nobleza llena de deseos de justicia, mientras que en todas las llamadas luchas ideológicas si un lado tiene toda ó casi toda la razón, el otro lado ha de ser un lado alienado, chabacano y charlatán que no tiene ideología sino que está aferrado a estilos de vida en los que se sentía más acomodado. O sea, que no puede haber más que un lado idealista, mientras que el otro no sería más que un lado mezquino, sin ideología, al menos, aparentemente.
Como en toda llamada lucha ideológica -luchas en las que ninguna parte tiene la razón por cuanto las tales luchas solo se generan en sociedades de ignorantes, sin importar la fama ó créditos civilizadores del país donde se haya generado-, lo que animó a los cubanos a mal analizar el problema político, fueron los insultos a la inteligencia en que tantos unos como los otros se sometían, cuando, bien por ignorancia ó bien deliberadamente, mentían por seudo causas con las que se irritaban unos y otros, hasta extremos de llegar a enfermar con odios crónicos la mente de muchos ciudadanos.
Pero mucho más allá de todas las apariencias, si había en las personas unos instintos de valorización de la vida, que se elevan hasta la misma idealización de la providencia divina, idealización que aun cuando se desmoraliza con sus propias palabras, sin embargo se hace incapaz de desligarse de la esencia humana.
El mundo actual es compartido por dos diferentes clases de personas: las llamadas idealistas y otras -las que componen la inmensa mayoría- que están atrapadas por el desanálisis que las sumerge dentro del mundo histórico, en el que se asimilan a los absurdos de la vida con una gran naturalidad, como si los horrores fuera lo normal que hemos de vivir. Estas las componen los fatalistas y pesimistas.
Para poder entender el por qué los seres humanos somos así, tenemos que entrar en la filosofía, pues solo filosofando podríamos darnos respuestas a incógnitas sobre el comportamiento de los humanos y a su aferramiento a estilos de vida que son totalmente lo opuesto a los paraísos que han predicado en sus verdades religiosas.
La vida -según se nos ha entregado para vivirla - muy bien puede ser experimentada en más de una forma placentera, cuales pueden ser antagónicas y en la que una es la antitesis de la otra. El plan divino de existencia para el hombre muy bien pudiera estar muy cerca de lo que estamos haciendo actualmente y de lo que hemos hecho a través de toda nuestra historia, y sin excluir a nadie ni a ningún tiempo O sea, que todas nuestras luchas ó aventurismos por crear un mundo mejor han sido validos, sin importar nuestros fracasos.
Dios muy bien podría ser una fuerza ambivalente, con diferentes conceptos de la perfección en relación a la razón de la existencia; es un ser dual, quién en su dualidad está retándose a sí mismo, por que él no ha podido convencerse a sí mismo sobre como la vida debería ser de acuerdo a la forma en que nosotros la estamos experimentando en nuestro mundo físico. Uno propone que la naturaleza debería de darle todo el hombre, de manera que su vida sería muy fácil, con muy pocas emociones ó sin ninguna emoción. Este es un mundo aburrido, monótono, en el que ni noches habrían porque otro sol alumbraría el otro lado del planeta; es la idealización de un hombre y de un medio ambiente en el que no hay cabida para la curiosidad ni para la exploración, es un mundo eventualmente llano, con un clima uniforme y perfecto, sin bacterias ni enfermedades que nos afecten, y sobre el que crecen deliciosos repollos en toda su extensión de tierras con los que se alimentan las personas, mientras que desde el mar nos llegan unos caracoles gigantescos ideados para crecer de tal forma que en sus cuerpos construyen la casa ideal para el hombre. En este mundo no existe la discordia, porque no hay nada sobre lo que se pueda discordar; es un mundo en el que nadie depende de nadie ni nadie abusa de nadie puesto de que no hay nada que nos interese de los demás; es un mundo en el que ni siquiera existe la sexualidad, puesto de que nos gestaríamos por sí mismo. Aquí no hay intereses humanos en tener palacios, ni autos, ni aviones, ni dinero, ni sirvientes, ni en las ciencias; ni siquiera nos haríamos la guerra por el simple hecho de entretenernos así como se la hacen la mayoría de los pandilleros, pues en ese mundo no habrían elementos para construir armas, como lanzas ó espadas, y hasta nuestras manos serían inhábiles para lanzarnos las escasas piedras que pudieran existir. Este es el mundo ideado por el lado santo de Dios; es un mundo sin ciudades, ni carreteras, ni insectos, ni vientos, ni ratas ni serpientes, sin pirañas ó tiburones; en ese mundo el hombre está casi solo, viviendo en una enorme paz que no demanda nada y que es igual a la experimentada por los que han experimentado el éxtasis. Por la otra parte tenemos un lado de Dios que propone un mundo diferente, en el que el hombre ha de empezar desde abajo, ignorante y primitivo, y quien ha de crecer por si mismo hasta que se encontrase con su esencia. En este mundo la vida puede ser muy divertida, teniendo muchas emociones y placeres, pero también mucho horror y sufrimiento. Ese es el mundo en el que nos estamos realizando actualmente, porque así nosotros lo escogimos; es un mundo que frustra a la mayoría de nosotros, y que nos llena de angustias y de incertidumbres; es un mundo que parece que se ensaña con nosotros, negándonos las respuestas, porque la misma respuesta no la entenderíamos, como ahora mismo no entendemos de lo que estamos hablando; es un mundo de fantasías en el que las apariencias son tomadas como la verdad, pero sin que jamás se logre componer el todo, porque los desarreglos humanos es lo que nos da razón para existir. Es un mundo en el que se busca constantemente la justicia, sin que nunca se encuentre, porque no puede crearse justicia donde tanto diferentes intereses humanos se contraponen debido a las enormes diferencias que hay entre unos y otros. Es un mundo que sabe llenar de felicidad a los vencedores y en el que nadie nunca ha tenido la razón, por lo que siempre se ha impuesto la fuerza y siempre ha triunfado el más fuerte ó hábil. En ese mundo las personas se contradicen unas a las otras, por lo que todos ponen en dudas sus débiles creencias. Es un mundo en el que miles nos dicen tener la verdad y de ser capaces de darnos las respuestas más apreciadas, pero la realidad es que no se puede encontrar ninguna verdad en la forma de vida que elegimos vivir para darle significado a la existencia. En nuestro mundo las ignorancias y el obscurantismo forman parte de la vida misma, porque solo así se generan fantasías que son las que nos llenan de emociones y las que nos permiten amar con esa intensidad que nos llena de gloria.
Ahora regresemos al asunto de Cuba, no para hablar de los innumerables fracasos del régimen en lo económico, político y social, sino que para hablar de la eventualidad hipotética de que alcanzara crear ese modelo de sociedad que está en los sueños de sus más grandes idealistas. Hablamos de una sociedad utópica con personas sin prejuicios, en la que todos tratarían de procrear hombres y mujeres llenos de belleza, estimulándose unos a otros a tratar de engendrar seres más adorables, con rostros y cuerpos que se acercaran más a la perfección divina; sociedad en la que no se espiaría a los niños para impedirles a las hembras y varones el que se quisieran, sino que más bien en ella se animaría s estos a vivir a la emoción de las intimidades entre ellos. Esta utopía es una sociedad en la que nadie tendría interés en los lujos, porque la vida sería muy rica en las relaciones humanas y nadie querría desperdiciarse en vanidades cuando tendría todas las oportunidades de disfrutar de la libertad para recibir y dar cariño. En esa Cuba hipotética no habrían luchas políticas, porque la satisfacción con la vida sería plena, con todas personas actuando de acuerdo a los mismos principios ya acordados; es un mundo en el que ni siquiera tendrían sentido casi que ninguna de las canciones que hoy son de nuestras preferencia, pues sus contenidos nos parecería ridículo. Ni tampoco despertarían interés las películas de violencia, pues nadie entendería las razones por las que ahora nos matamos ó nos robamos unos a los otros. Hablamos de un mundo que se iría perfeccionando diariamente hasta el punto en que dejaríamos de interesarnos por contactar inteligencias de otras partes del Universo, pues ya no necesitaríamos encontrar respuestas, por lo que nadie tendría nada muy importante que revelarnos. En esa Cuba utópica se apagarían las pasiones, dejaría de importar la historia, e incluso, la vida en pueblos y ciudades dejaría de tener razón de ser, por lo que lo más probable es que la gente prefiriera vivir en comunidades pequeñas y en viviendas comunes antes que seguir siendo esclavos de las metrópolis. En esa Cuba no se hablaría ni de industrialización ó grandes exportaciones ni de la búsqueda del desarrollo económico, pues las exigencias de la población serían mínimas, por lo que las actuales cosechas de café y de cacao podrían ser suficientes para cumplir con las necesidades básicas de personas que no dejarían que su felicidad fuera interrumpida para dedicarse a intentar abastecerse de cosas que no tenía el hombre en 1800, y que bien sin ellas pudo también haber sido feliz.
¿Es esto lo que quieren los cubanos? No. Independientemente de si en Cuba se haya pensado alguna vez en construir esa utopía ó no, para quizás la mayoría de los cubanos, la llamada Cuba revolucionaria es el lugar más aburrido del Mundo, va y hasta peor que la santa idealización divina de un mundo terrenal para el hombre. Si algún instinto humano ó intuición que esté en nosotros nos alerta ó nos hace resistirnos a la idea de participar en la creación de una utopía que se enajena en el intento desde el mismo momento en que paranoicamente confronta a otros gobiernos y a nacionales, eso es algo que requiere un amplio análisis para que lo entendamos mejor. Mas lo que si se puede afirmar desde ahora mismo es que las máximas aspiraciones humanas están en fantasías que solo parece que pueden ser satisfechas en un mundo egoísta y de seres competidores entre ellos, y sin que esto nos haga menos dignos.
La realidad es que Dios nos dotó de un muy fuerte sentimiento egoísta que se hace necesario para dirigirnos hacia la civilización e incluso hacia los futuros viajes interestelares. Si somos objetivos tenemos que reconocer que el mundo y la vida hubieran sido muy distinto del que conocemos ahora si no hubiéramos sido egoísta; lo más probable es que nunca nos hubiéramos civilizados ni hubiéramos creados grandes obras -aun cuando flota la pregunta de si acaso no hubiera sido mejor el no haber construidos las grandes ciudades y las grandes industrias que han llenado el mundo de automóviles, barcos y aviones, etc., todo lo cuál lo generó el egoísmo, espoleando al hombre para que no se conformara con una pequeña fortuna de cacique sino que lo animaba a pensar en grande, para que de ahí salieran las grandes industrias. Y los grandes proyectos humanos.
Para entender esto, todo lo que tenemos que hacer es pensar en las muchísimas ocasiones en que hemos rehusado darle algunas monedas a esos que están en las calles limosneándoles a los transeúntes; si nosotros no fuéramos egoístas, nosotros siempre les daríamos unas monedas, lo que estimularía a más y más personas a tratar de escapar, con el favor de la caridad de otros, de los rigores de la lucha diaria en las sociedades modernas, sucediendo que llegaría un momento en que habrían mucho más personas en las calles pidiendo monedas que las que estarían trabajando, lo que colapsaría al sistema. Es por esto que el egoísmo forma una muy importante parte de nuestra esencia.
El comportamiento egoista y la defensa de lo que es propio, parte de un principio en el que carecemos de entendimiento y de capacidad de comunicación. De ahí que la mayoria de los animales carnivoros no quieran compartir su territorio con otros animales foraneos de ninguna especie, ni tampoco quieran compartir su alimento con otros animales foraneos de su misma especie que no sean conocidos, pues carecen de la habilidad de comunicación como para acordar el compartirlo condicionalmente. Lo mismo nos sucede a nosotros cuando niños: somos naturalmente egoistas por cuanto carecemos del entendimiento necesario como para saber que no se nos quiere dejar sin el objeto, sino que solo tomarlo prestado.

Todo sistema errático requiere como una premisa tener manipulada la mente y los sentimientos de las personas en una forma en que ambos actúen coordinadamente para que el sistema pueda ser capaz de tener operatividad. Por lo tanto, el egoísmo no es nada de lo que tengamos que avergonzarnos, tanto por que es general en nosotros como por que éste es parte del sistema creado. Nadie tiene porqué sentirse culpable por que lo quiera todo para si, sin importar de lo que se trate. No es uno mismo quien se tiene que frenar y poner límites, sino que le corresponde a los egoísmos de los demás el tratar de frenarnos y de ponernos los límites. Por lo tanto, el que la última esposa de un fallecido acaudalado quiera para ella todo lo que por ley le pertenezca, sin importarle las consecuencias de su egoísmo, es una actitud normal de la naturaleza humana. De ahí que, aun cuando es muy común el que se condene de palabras la actitud egoísta de las personas, jamás se han creado leyes para penalizarlo, sino que, por el contrario, siempre se ha protegido el egoísmo de estas en nombre de sus derechos de propiedad privada ó en nombre de sus derechos legales. E incluso hasta en nombre de sus derechos de líder revolucionario algunos individuos se han hecho dueños del poder absoluto en un país.
Nosotros vivimos en una mentira que es nuestra verdad; es una forma de engañarnos que se nos ha hecho sumamente entretenida y de la que posiblemente también son cómplices hasta las inteligencias que están resueltas a no revelarnos nada que nos pueda dirigir a abandonar las ambiciones y egoísmos que han creado nuestro dulce infierno.

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