Ir al contenido principal

La muerte y algunos misterios insolubles

Escribiendo por Fidel Castro Ruz


Durante décadas los medios de difusión capitalistas han especulado y hasta anunciado mi muerte. En esta etapa de mi vida, nadie mejor que yo mismo quisiera de una vez dejar esta existencia para vivir la próxima que me espera, iniciándome de nuevo en algún otro lugar según sean los azares del orden que decidiera sobre ello. Si yo mismo no he adelantado ese suceso (algo a lo que no me han faltado las ganas) no ha sido por otra cosa que para evitar especulaciones sobre los motivos que me habrían llevado a ello. Pudiera decir que si aun Fidel Castro está vivo, es por que soy un rehén de los desentendidos y de los malintencionados que lo distorsionan todo en su afán de desprestigiar y de difamar a la revolución cubana.

Querer vivir más en las condiciones en que yo me encuentro es algo que solo se concibe en los que le tienen miedo a lo que se le llama de “la muerte”. Bien por que estén llenos de culpas (todos mis actos han estado justificados dentro de mis responsabilidades como jefe de estado, por lo que no tengo nada de lo que sienta remordimiento ni aun si fueran verdad algunas de las cosas de las que se me han acusado) ó bien por qué desconozcan de las respuestas que les permitan dejar la vida de una experiencia presente para irse en paz al viaje de una nueva existencia que desconocen que les espera. Los que les tienen miedo a la muerte ignoran que la grandeza de la existencia no pudo haber desconocido el mayor de los deseos de los que tienen consciencia de ella misma: la continuidad en la existencia de cualquiera que sepa que existe. En cualquier forma en que haya aparecido la existencia; en cualquier forma en que se haya creado esto ó que haya hecho aparición; en cualquier forma en que haya surgido la vida y nosotros los humanos como seres pensantes y conscientes de saber que existimos; en cualquier forma en que hayamos sido formados desde un principio, hay algo que no podía ser pasado por alto por ese poder ó por esa “cosa” que nos colocó aquí para que la apreciáramos y fuéramos testigos de su existencia: ese algo fue dotarnos de un mecanismo de continuidad para que no tuviéramos que agradecerle a la casualidad la suerte de nuestra aparición en la existencia y así no tuviéramos que darle las gracias a hechos fortuitos que nos harían verla muy miserable como para agradecerle el que estuviéramos. Si nuestra existencia individual fuera el producto de una simple casualidad, entonces no tendría ningún sentido tratar de construir un mundo mejor, mientras que todos nuestros esfuerzos por lograrlo serian en vano y contraproducentes. Nada seria más triste y desconsolador para los seres humanos que el dejar un mundo maravilloso… lleno de amor y “perfecto”, en el que todos fuéramos bellos, esbeltos, saludables, atractivos, simpáticos, agradables, poseedores de las comodidades básicas, bien educados, pacíficos, solidarios, libres de prejuicios, libres de luchas políticas, libres de enfermedades. Todo ello para que llegaran los días en los que angustiosamente esperaríamos abandonarlo con la muerte, sin poder tener el valor sincero de despedirnos de un “paraíso” en el que habíamos experimentado las más intensas emociones y placeres. Esto seria muy cruel, y sencillamente no puede ser que nuestro significado en la vida sea para que vivamos esto.

Es cierto que existen muchos misterios insolubles ó que al menos no hemos podido explicarnos. Desde supuestos fantasmas y hasta demonios, desde seres benignos hasta seres malignos (e incluso hasta duendes) sí; hay muchas cosas que no hemos podido definitivamente decir que son ó que no son si es que son ó no lo son. Pero sí hay cosas de las que no tenemos la menor duda: aquí volvemos (seamos todos o no lo seamos todos) y mientras peor dejemos al mundo, mas chance tenemos de regresar a un infierno por cuanto no existen preferencias para unos u otros; nuestro regreso se da por un derecho al azar que por lo general nos llevara al gran porcentaje que vive en desventaja en relación con la suerte de una insignificante minoría. Y si a algo temo de cierta manera es a esto, por cuanto lo que nos espera en el mundo presente y futuro según los pronósticos más serios, es un mundo de espanto que nos podría tocar vivir en las peores de la suertes, bien sean como un niño de los basureros ó bien sea como una niña vendida como esclava sexual, ó bien sea como uno de los millones de analfabetos y hambrientos sin ningún futuro prometedor, y los que hay por todas partes. De eso es de lo que deberían de estar aterrados los que les tienen miedo a la muerte; no de que se van a ir para siempre de un mundo de bellezas y grandes atractivos que supieron muy bien disfrutar los que tuvieron medios financieros para hacerlo; no, de lo que se deberían de preocupar es del mundo que heredaran y de todas las maldiciones que les tocaran vivir en el.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Acaso será el homosexualismo la verdad?

Entre las lesbianas y homosexuales suele decirse que la heterosexualidad es una construcción social y que las personas realmente nacen siendo homosexuales y que la sociedad es la que las aparta de su rumbo natural. Hagamos un análisis de cuánta libertad sexual hay en unos y cuánta represión sexual hay en los otros a modo de tratar de entender el asunto. Cuando nos basamos en lo que es menos condenado y lo que es más condenado, así como aquello que más se defiende contra aquello que menos se defiende, y así como también aquello sobre lo que hay más prejuicios y sobre lo que hay menos prejuicios, no nos queda otra que admitir que el homosexualismo es el más favorecido. La pregunta que cabe aquí es: acaso lo más favorecido por la sociedad no es lo que nos corresponde vivir?  Recuerdo cuando en los años ochenta un hermano mío me dijo que él estaba convencido que el homosexualismo era mucho más fuerte que la relación (de deseos carnales) entre hombre y mujer, pues el notaba que muchos homos

Las ventajas de las fuerzas del mal y de los odios sobre las fuerzas del bien

 De acuerdo al dictado de éste análisis, las fuerzas del mal tienen una gran ventaja en su dinámica para imponerse sobre la Humanidad.  En un mundo natural la fuerza prevaleciente es la fuerza de los odios, la que todo le indica que está infinitamente más motivada a actual que cualquiera de las otras fuerzas que estuvieran actuando; por tanto lo que hemos podido observar nos lleva a concluir que la  Consciencia Universal nos hizo dóciles para poder sobrevivir a sus desmanes y arrebatos.  Por qué las fuerzas más violentas del mal y de los odios siempre ganan. Considerando que la única base que nosotros tenemos para pensar lo contrario de lo que se ha dicho parten de filosofías amañadas por sentimentalismos que están fuera de las realidades, así como también por nuestra fe religiosa y las enseñanzas que partieron a través de ellas, pues cuando analizamos el asunto fuera de estos contextos, no es difícil llegar a la conclusión de que sin duda alguna estas fuerzas siempre consiguen doblega

Una apología a Irene Montero

Un hombre de 22 años con su esposa de 9 años en una relación en la que la niña no parece estar traumatizada por las veces en las que tuvieron coito. "Los niños pueden tener relaciones sexuales con quien les dé la gana." Irene Montero Tanto en la antigüedad como ahora los matrimonios han sido siempre como una licencia o permiso para tener relaciones carnales entre dos o más personas. Unos cien años atrás (o menos) esos permisos se les daban, incluso, a niñas aún en la pre adolescencia que se habían enamorado o se habían sentido atraídas por hombres adultos y a los que quizás ya se les habían entregado, forzando casamientos en algunos casos. De manera que cuando sus padres asentían para que se unieran como pareja, sin la menor duda lo hacían conscientes de que les estaban dando permiso para tener coito, y que, por tanto, la niña recibiría en su interior el bien desarrollado pene de su amante; algo de lo que pareciera que no tuvieran la más mínima preocupación de que ello la pud