Temerosos de que el forzamiento a la simulación aun no ha llegado a su fin a pesar de todo lo que se dice para que nos sinceramos en nuestras críticas y opiniones, todavía se nos hace muy difícil creer que si no nos valemos de artificios para decir indirectamente lo que creemos, la posibilidades de que sean pasadas nuestras palabras diciéndolo directamente, son nulas.
Honestamente creo que los dirigentes de nuestra revolución deberían de sincerarse más y dejarse de tantos secretos a lo de las telenovelas hispanas que siempre causan complicaciones y enredos que generan suspicacia en todo el mundo. De ahí que los verdaderos motivos para llevar adelante los cambios en los últimos años no parecen ser el resultado de una nueva manera de pensar ni de una disminución en la tensión entre Cuba y los EE.UU que vendría a facilitarlos sino que más bien parecen ser el resultado de que el mundo es capitalista y está conectado por el internet, mientras que los mejores amigos de Cuba están incluidos en ese mundo. Por lo que cada día se nos hace más difícil poder justificar ante ellos nuestras políticas de control, las que les resultaban incomprensibles, lo que nos forzó a abrirnos un tanto para proyectarle una mejor imagen de nosotros al mundo capitalista; algo que antes de los noventa no nos preocupaba, pues teníamos aliados socialistas en casi la mitad de la humanidad.
Si bien ningún revolucionario del mundo se alegraría del derrumbe del campo socialista, sin embargo pudiéramos decir que los cambios en Cuba, tanto en su política económica como en su política migratoria solo han podido ser posibles debido a ese fenómeno que se produjo en la Europa del Este en los primeros años del 90. Si el campo socialista se hubiera mantenido inmutable, nosotros no hubiéramos pasado por una experiencia como lo fue el llamado "periodo especial", lo que nos forzó a retroceder en nuestra política respecto a los libres mercados campesinos, obligándonos a cambios que ya antes habían sido visto como insanos por cuanto generaron avaricia, cambios que tuvimos que reimplantar no por que simpaticemos con ellos, sino que por que el impacto sicológico y económico de la desaparición del campo socialista nos resultó muy duro, lo que nos imposibilitó de poder apelar a la conciencia ciudadana para animar la producción en el campo, forzándonos a tener que apelar a otras motivaciones nada bendecidles para animar a los productores de la tierra, ofreciéndoles posibilidades e incentivos antes impensables; primero el que acumularan mucho dinero que de muy poco les servía; luego, les ofrecimos otros incentivos como los teléfonos celulares y las tiendas por divisa, a lo que ahora les hemos sumado los viajes al extranjero así como el poder fabricar y comprar viviendas. Hemos hechos cambios de acuerdo a las nuevas realidades del mundo, pero las nuevas realidades del mundo no siempre se dan para mejor ó entendemos que se dan para mejor; las circunstancias nos han dirigido a cambiar, no precisamente cuando mejores condiciones mundiales existían para hacerlo, sino que cuando peores condiciones, tanto internas como externas, existen. El que ellas nos fuercen a cambios en nuestra estrategia revolucionaria no quiere siempre decir que fue esto lo que realmente queríamos hacer en las circunstancias presentes, cuando tenemos que enfrentarnos más que nunca a las agresiones políticas y económicas del imperialismo y de sus aliados, así como a sus difamaciones con las que buscan destruirnos, especialmente ahora que no tenemos los mismos aliados que teníamos cuando existía el campo socialista, mientras que ellos han pasado a ser la única superpotencia militar del mundo. Por otra parte, ellos fueron los que nos enajenaron y alienaron llevándonos a llamarles escoria y traidores a los que abandonaban el país; fueron los que nos forzaron a establecer una línea dura para proteger a la revolución y a nuestro pueblo; fueron los que nos hicieron cometer errores , consciente e inconscientemente; fueron y siguen siendo los que los que sabotearon el desarrollo económico de nuestro país y la construcción de una sociedad feliz; de ahí que nosotros no tengamos que dar mas explicaciones que las que ya hemos dado.
Sí, en el mundo se están presentando muchos cambios, pero casi todos nos pronostican un mundo muy peor al que actualmente vivimos. Los recursos energéticos a partir de los hidrocarburos se agotaran posiblemente mucho antes de que encontremos otras fuentes de generar fuerza y energía para con todas nuestras necesidades actuales de transporte y mecanización, etc. ; también aumentará a niveles insostenibles y catastróficos la contaminación de la tierra, del aire y de los mares en mucha parte del planeta, así como cambios climáticos que están trastornando la naturaleza y trayendo inundaciones, sequias y otros desastres ya no tan naturales que amenazan muy seriamente los campos de cultivo de alimentos; hasta el agua potable en muchas partes del mundo podría generar crisis (y de hecho las va a generar) cuando ya no alcance para una superpoblación que ha secado y contaminado sus fuentes ¿Cómo será que revolucionariamente responderemos a estos cambios para adaptarnos a los nuevos tiempos que se nos avecinan? Bien, en Cuba –que es básicamente de lo que estamos hablando- quizás les demos internet a todo el mundo para que vean como se matan en guerras la mayoría de los países del mundo en los próximos cincuenta años ó menos, ó quizás eliminemos los más de los controles de lo que se publica en los medios de difusión, tomando en cuenta que tanto será el horror en el resto del mundo que nadie tendría agallas ni la más mínima moral para atreverse a decir nada en contra de la revolución cubana. La realidad es que para cuando los EE.UU decidieran cambiar su política respecto a Cuba para que nosotros entonces ampliáramos los cambios que hemos hecho, ya para ese entonces lo más probable es que la humanidad habría entrado en una grave crisis de subsistencia que se intentaría resolver con las bombas y con los misiles y con tropas de ocupación que podrían arrastrarnos a una guerra nuclear y a una hambruna apocalíptica. Ojalá que esté equivocado en esta reflexión desde el mismo comienzo hasta el final; ojalá que Cuba no se deje influir demasiado con los cambios en el mundo, bien sean respecto a la aceptación de las preferencias sexuales –las que tienen la bendición de casi todos los gobiernos “democráticos”- como algo normal ó bien sea respecto a la aceptación de la avaricia y de la codicia como algo natural; ojalá que el secretismo telenovelesco del que antes mencioné, termine por hablar claramente y no que se trate de autoengañar a si mismo con una nueva retórica que pudiera confundir hasta a los mismos idealistas.
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