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Son realmente las mujeres víctimas de los hombres?

 Cuando las relaciones entre ciertas personas no son buenas, es común que se creen paranoias entre ellas, de la misma manera en que ésta también se crea entre los gobiernos cuando hay desconfianza entre ellos, sobre todo si sus sistemas sociopolíticos son diferentes. En el mundo cotidiano, el hombre y la mujer viven en medio de unas sospechas y desconfianzas que se asemejan a la que existe entre los gobiernos de los Estados Unidos y los de Cuba/Corea del Norte.
Donde no hay buenas relaciones suelen producirse represalias. En el mundo político las represalias, por lo general, tienen carácter económico. Pero en el mundo de las relaciones hombre-mujer, las malas relaciones pueden resultar en represalias como el repudio, acusaciones falsas, rompimiento de la comunicación, y -en los casos más extremos- en violaciones sexuales ante las insoportables frustraciones que se viven entre ellos, las que llegan a generar odio a causa de intereses carnales que los atan y a los que no pueden renunciar. O sea, que las malas relaciones entre los hombres y las mujeres pueden llegar a niveles en las que se odien unos a los otros, pero eso no cambiará el que al menos en el lado de los hombres a estos les seguirán interesando las mujeres como figura para buscar el placer sexual; de ahí el que ellos se seguirán "metiendo" con las mujeres hasta cuando tuvieran que hacer del uso de la fuerza para poder disfrutar de la juntura de sus cuerpos.
Lo que sucede es que la mujer es como un sistema político diferente al hombre. Comparándolos con naciones, la mujer es como Corea del Norte y el hombre es algo así como los Estados Unidos: ellas viven en una total paranoia de las intenciones que el hombre pueda tener con ellas. Se sienten como dos mundos apartes, como si los hombres fueran otro tipo de humanos con intereses diferentes a los de ellas.
 Así como las mujeres se diferencian de los hombres, sincronizandose durante las competencias para responder al mismo tiempo y sin que ninguna le permita a la otra que lo haga por ella para que así no quepan dudas de que ambas sabían la respuesta -un comportamiento notado en ellas que hace que los hombres las miren como si fueran "otra cosa"-, así también el hombre (heterosexual) se diferencia de las mujeres por su deferencia y condescendencia con los demás.
 Si hay un lugar en el que puede notarse cuán difícil es la comunicación entre los hombres y las mujeres ese lugar son los sitios en el internet en los que se buscan parejas para formar una relación. En más del 90% de las veces en las que un hombre se dirige a una mujer, sus palabras  les resultan ofensivas o inapropiadas para ellas, terminando con la comunicación cuando apenas comenzaba; de ahí que tantos hombres y mujeres (heterosexuales) lleven años buscando conocer a alguien en esos sitios sin que se produzcan los resultados esperados.
 Para los más de los hombres la mentalidad de la mujer se quedó en algo muy parecido a la muy difícil mentalidad con la que tienen que lidiar los padres de una hembra "liberada" cuando están en la edad de 13 a 14 años. Incluso resultan aún mucho más difíciles, por cuanto están más llenas de sospechas y de prejuicios que no hay o no abundan en las adolescentes rebeldes. Si para sus tutores una municación con una adolescente de 13 años es difícil, para los más de los hombres la comunicación con una mujer adulta es mucho más difícil aún, teniendo muchos la impresión de que la mujer se idiotiza a medida que va entrando en más edad. Lo que las hace parecer más fáciles  ... son las apariencias y simulaciones a las que el hombre tiene que someterse para que pueda ser aceptado; sólo bajo ese régimen en el que tiene que ser muy cuidadoso con lo que dice es donde él podría sobrevivir a una relación. Y no es que la mujer crea que lo está oprimiendo, sino que ella piensa que sólo busca "protegerse" y asegurarse que su dignidad no sea mancillada.
De la única manera que en estos sitios un hombre tendría alguna posibilidad de tener éxito, es si estuviera dispuesto a ser muy simulador y a dirigirse a las mujeres como si se tratara de personas anormales; o sea, de personas con problemas mentales con las que habría que ser muy cuidadosos con las cosas que uno les dirija durante una conversación, sabiendo que al menor error que cometa será despedido; simulación en la que tendrá que mantenerse muy firme aún después de haberse concretado una relación que terminara en matrimonio y en la formación de una vida juntos. Sólo después de haber llevado una vida de esposos durante varios años es cuando él podría aventurarse a, poco a poco, decirle lo que realmente él piensa de ella o de como quisiera que fuera la relación entre ambos; o sea, cuando ya a ella le resultará mucho más difícil el romper con la relación después de haber vivido tantas cosas juntos. Para ese entonces la verdadera persona que había en su compañero sería más asimilable, después de haber vivido con una falsa imagen de con quién se iba a la cama.

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