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Hablando de algunos aspectos del socialismo ó el capitalismo en el que yo creo.

Para lograr deshacernos de la esclavitud del salario, necesitaríamos en primer lugar denunciar y renunciar al concepto universal y capitalista que se tiene sobre la moneda y el valor, negándonos rotundamente a que el consumo sea regido por la demanda, unida esta a las posibilidades monetarias de las personas. De manera que no se debe permitir que la producción y el consumo se contraiga debido a un asunto de disponibilidad de dinero circulatorio en poder de las personas. El capitalismo es quien cela y endiosa el dinero para así tener control del consumo y poderse repartir las preferencias y los privilegios de acuerdo al poder adquisitivo que uno u otros tengan. O sea, que como no todos podríamos ser dueños de un escaso (escaso: Que por no ser abundante, da lugar a que se sobreestime, se sobre valorice, y se pelee por ello. // Que por no podérsele dar de las existencias con las que se cuenta a todo el mundo, se tiene que discriminar al repartirse, pasando casi siempre a manos de los mas pudientes y privilegiados), como pueden ser viajes de recreo en lugares exclusivos del mundo, hospedaje en hoteles de lujo, adquisición de una nave para uso personal, etc., todos los cuales son cosas que todo el mundo desea pero que no todos podríamos tener, no solo en un mundo ya tan superpoblado como es el nuestro, sino que, incluso hay cosas que son únicas y que tampoco alcanzarían para todos ni aunque solo hubieran un millón de personas en todo el mundo. De manera que para garantizarse el acceso a esos escasos, el sistema capitalista, bien intuitivamente ó bien especulativamente, se niega a remover la mentalidad que hemos creado sobre el dinero para así proteger sus propios intereses de vida holgada divertida, lo que temen que se les acabaría si se cambiara el concepto que tenemos del mismo.Una vez que el sistema que rige nuestra vida a base al dinero sea repudiado, entonces tendríamos que establecer cuales serian nuestras obligaciones y deberes en la sociedad, de manera que tendríamos que enumerar las cosas a las que estemos obligados a servirle y las cosas a las que no estemos obligados a servirle. Esto es que hemos de establecer que los productos que sean para ofrecérsenos para con el consumo, han de ser productos aprobados mediante legislación y revisables constantemente según sean los cambios en la sociedad. De manera que las personas que más demanden consumo sean las que más tengan que trabajar y las que más tengan que pagar, mientras que las que menos demanden consumo sean las que menos tenga que trabajar y las que menos paguen por los productos. Bajo este principio, se habría de establecer que productos provenientes de industrias de poco ó ningún valor de servicio real para la población, como lo serian las del tabaco, las más de las bebidas alcohólicas, las de las joyerías, bisuterías y baratijas, las de snack ó alimentos procesados que no tienen ninguna función real de alimentación, las de ropa y zapatos fetichistas (que no son otra cosa que creaciones ó invenciones que buscan seducir la mente de las personas para con la venta de estos, impresionándolas con objetos personales que suelen cambiar de moda rápidamente y que ocasionan un gran despilfarro de materiales y de trabajo el producirlos) no serian obligatorios el producirlos así como tampoco el tener que trabajar ó servir para con la producción, distribución y venta de estos. Lo que se perseguiría con esto es separar el derrotero de unas personas del de las otras, pues no es justo que todos paguemos por igual por los gustos caprichosos de unas personas, lo que nos afecta de una forma directa e indirecta a todos los componentes de una sociedad. Por lo tanto, mientras más apego tengan las personas por las cosas materiales y mientras más se dejen seducir por los fetiches que se les ofrezcan, pues más tendrán que trabajar en pos de ellos, mientras que los que menos apegados estén, pues más liberados estarán del trabajo para así dedicarlo a sus tiempos de esparcimiento y de recreación.

Considerando que independientemente de que en estos conceptos se crea ó no, en el sentido de su aplicabilidad en el orden económico y social, lo que realmente cuenta es que no es difícil entenderlos justicieros por cuanto están liberando a la humanidad de la prostitución a la que siempre nos ha sometido la dependencia en un salario (el mismísimo Fidel Castro acepta que el salario es una forma de esclavitud moderna). Por lo tanto, no debería de importarnos mucho la practicidad de la aplicación de una justicia, como sí el que sea establecida independientemente de las especulaciones financieras y la manera en que estas puedan afectarnos teóricamente en base a nuestros análisis subjetivos y objetivos. El asunto es buscar la manera de poder liberarnos de los derrotismos y de los fatalismos que nos han venido obligando a permanecer dentro de esquemas sociales absurdos que nos han parecido leyes eternas irrevisables que han dominado la historia del hombre desde su inicio. Rendírnosle al fatalismo no es de revolucionarios. Rendírnosle al fatalismo de producir un mal como medio de obtener divisas mediante la exportación de un producto que hace daño, sea con la producción y venta de armas ó sea con la producción y venta de tabaco, no es justificable de ninguna manera, así como tampoco es justificable forzar a la gente a trabajar, desprotegiéndolos y obligándolos a prostituírsele a los salarios, sometiéndose a los caprichos de quien paga, sea el estado ó sea un privado.Déjese que la empresa privada pueda operar, pero no en la forma de capitalismo salvaje al estilo de China y de VietNam, donde impera el lujo y la ostentación ridícula, sino que mediante un nuevo orden que tomaría ventaja de la iniciativa privada poniendo a los empresarios a trabajar para la nación y sin obtener a cambio más privilegios que los que normalmente le corresponderían a los administradores, ministros y jefes provincias de cualquier país en cualquier sistema de gobierno. O sea, que quien se preocupe por hacer avanzar al país dentro de las posibilidades reales del mismo y dentro de los planes gubernamentales de desarrollo y de prioridades económicas y sociales, pues esa persona ha de tener derecho a ciertos privilegios ó adquisiciones basadas en la real necesidad de segregarlos a lugares exclusivos debido a la popularidad de estos y a los trabajos y responsabilidades que desempeñan, de la misma forma que un ministro de cualquier país no vive entre el pueblerino por una cuestión obvia. De manera que la idea que tenemos de que el dinero nos da derecho y poder para conseguir y comprar con el lo que queramos, es una idea que ha de ser quitada.No debemos de dejar de producir y de consumir por falta de demanda debido a limitaciones en la circulación de papel moneda; no debemos de dejar que se echen a perder los productos en los anaqueles por falta de papel moneda para adquirirlos; ofrezcámosle a todos las personas un derecho constitucional de consumo, poniéndole una cantidad de dinero a su disposición (un salario mínimo) para usarlo en la compra de productos nacionales que no requieran de importación, independientemente de si están ó no trabajando; limítense las propiedades personales de las personas (nadie podría tener más de equis casas ó mansiones, autos, yates, avionetas, gastar fuera del país, etc.) y se podrá comprobar que no importa si se le pone a cada persona el equivalente a mil dólares mensuales en sus bolsillos, ello no afectará en lo más mínimo a la economía del país, pero si la impulsará a un ritmo muy superior a la de China, lo que haría de cualquier país una potencia económica en corto plazo. No nos preocupemos por los que acumulen capitales debido a la circulación de papel moneda; no importa si surgen miles de nuevos capitalistas con cuentas bancarias superiores al trillón de pesos cada una; eso es solo números con lo que no podrán hacer más ó comprar más para su uso personar (que es lo que realmente hace la diferencia entre los llamados ricos y pobres) que lo que el país les permita. No nos preocupemos tampoco por los monopolios. Si alguien crea una cadena de tienda ó un latifundio que lo sabe administrar muy bien y que ofrece un excelente servicio a la población, eso es muchísimo mejor que tener miles de pequeños negocios ó de parcelas donde se echan a perder los productos por falta de clientes y otras causas. Apoyemos a los capitalistas para que trabajen para el país, pero limitemos lo que estos puedan hacer con el dinero que tengan para con un uso personal. Limitemos la competencia que ellos enfrentan, favoreciendo a los que hagan mejor las cosas por el pueblo. Ofrezcámosle a los capitalistas garantía de que no irán a quiebra debido a superproducciones de productos básicos como puedan ser alimentos, etc., prometiéndoles que el estado se los comprará ó subsidiará en caso de ser necesario, incluso hasta pagándoles las ganancias dejadas de recibir cuando sean llamados a detener una producción debido a excesos de existencia en el mercado. Hagamos grandes proyectos de urbanización para que todas las personas tengan un lugar digno donde vivir, y pongamos esos proyectos en manos de los capitalistas para que lo lleven a cabo, prometiéndoles comprarle cada casa ó apartamento que construyan, a precios superiores ó iguales a los del mercado privado. No importa que para ello el país tenga que imprimir un trillón de trillones de pesos en papel moneda de diferentes denominaciones; es solo números que con los que no podrán hacer mucho más que lo que el estado les de derecho a obtener con ese dinero; si no más de dos mansiones por familia de millonarios dice la ley, pues no más de dos mansiones, ó yates, ó autos, ó avionetas, etc., recibirán; no importa que teóricamente tengan dinero para poder comprarse al país entero; solo podrán comprar ó recibir lo que les permita el arreglo social, muy diferente a lo que sucede en China, donde los millonarios despilfarran impulsados por sus ansias de ostentaciones.También es de suma importancia considerar decretar una ley que revise las obligaciones sociales de trabajo y/o de servicio sociales de las personas, enumerando las tareas que sean obligatorias y las que no sean obligatorias, últimas cuales se clasificarían como de voluntarias (trabajar para las tabaquerías, las joyerías, los autos particulares, y otras miles de producciones y servicios que podrían ser considerados no necesarios y por tanto, no obligatorios, por lo que no estaríamos obligados a trabajar en ellos y a que se nos manipule y se nos use en base a la necesidad del salario); de esta manera acabaríamos de una vez con el chantaje del salario que nos obliga a servirle a la destrucción, a la vez que nos encaminaríamos al ideal humano de lograr una sociedad en la que la inmensa mayoría seria liberada del trabajo (los más de los cuales son destructivos), renunciando así al absurdo de perseguir el tener a los más ocupados, cuando lo que deberíamos es de lograr tener ocupados a los menos posible. El nuevo orden nos lo permitiría.No permitamos que la moneda nacional se pueda cambiar en el extranjero, de manera que nadie pueda infringir las leyes del país de derechos de consumo. Establezcamos leyes de trabajo ó deberes obligatorios para los que reciban beneficios sociales como mensualidades garantizadas de efectivo, vivienda, educación y medicina, de manera que el trabajo sea repartido justamente donde sea necesario. Esto es que el trabajo se rotaria entre las personas que compongan la fuerza laboral del país, de manera que cuando se necesite personal para realizar algún trabajo, entonces serian llamados los que estén más tiempo esperando por una plaza, dependiendo de sus calificaciones.También es muy importante que para que esto funcione se han de fijar los precios de los productos, de manera que ello no sabotee los planes económicos y sociales. Esto se lograría reduciendo los precios de los productos e imponiendo leyes severas que considerarían como conspiración contra el estado y crimen contra la humanidad cualquier acto que ponga en peligro el proyecto revolucionario; no importa que precio le pongamos a los productos ó cuanto la ciudadanía pague por ellos; si la libra de vianda, frutas y vegetales se paga a cien centavos, entonces ha de ponerse a diez ó menos centavos para evitar el que especuladores la vendan a mil centavos. No importa que el gobierno le pague a los productores la libra de estos productos a mil centavos y que se la pague luego también a los minoristas y comerciantes a dos mil ó cinco mil centavos para que se la puedan vender al pueblo a diez centavos. Aquí lo que importa es que el pueblo consuma y que los que se “enriquezcan” con números altos en las cuentas bancarias no puedan hacer con ese dinero mucho más que lo que el nuevo orden social les permita. De manera que si alguien tuviera una cuenta que teóricamente dijera que tiene un trillón de pesos, ello no le daría más derecho que a disfrutar de varios escasos y exclusividades en clubes asignados para ellos, como pudieran ser un restaurante donde se sirvieran la mejor cocina y mariscos y carnes mas apreciados, ó bien una habitación en un hotel y centro turístico de alta calidad, etc. Mas lo que no podría hacer con el dinero es tener un avión privado, un yate, dos mansiones, joyas (las joyas y prendas existentes en el país podrían ser competidas libremente), etc., si ello no está dentro de los derechos que le sean dado. Incluso, se tendrían que limitar los valores y tamaños de lo que les sean permitido, tanto en la vivienda como en otras muchas cosas.A nosotros se nos deben los milagros económicos que desde mucho antes de la revolución industrial ya se hubieran alcanzado, mucho más aun en nuestros tiempos modernos. Por lo tanto, los planes del presidente Chaves de poner a vivir bien a todos los venezolanos y de liberarlos de la esclavitud y del chantaje del salario, eso es un derecho que les pertenece a la humanidad. Mas me temo que ese ideal revolucionario solo se podría lograr si el gobierno se apartara de la mentalidad que universalmente nos hemos formado sobre el dinero.Mientras se siga creyendo que el dinero representa una existencia de bienes y/ó una deuda por servicios, pues todas las teorías económicas partirán de una reverencia directa ó indirectamente hacia el dinero, lo que nos ha llevado a cometer grandes y graves absurdos en nuestros juegos por hacer funcionar un orden económico que no puede enmendarse. El dinero debe entenderse más ó menos como un sistema de organización económica y como un premio anticipado a la producción. O sea, que así como se crean trofeos para dárselo a quien gane una competencia deportiva, el dinero debe crearse como un trofeo para premiar a los que hagan producir la tierra y las industrias como quien ganó una competencia.¿Qué se reclama en el mundo capitalista para que se mueva la economía? Pues se reclama la circulación de dinero, o sea, que la gente gaste más y más, para que las fábricas produzcan, los restaurantes vendan, los productores agrícolas hagan producir más la tierra. De manera que si no hay compra-venta con la circulación de dinero de acuerdo a las necesidades de los negocios, pues vienen los despidos de personal y también vienen las quiebras y desmantelamientos de de empresas y negocios. Es realmente desconcertante el que el gobierno de un país inste a la gente a consumir más para así “ayudar” a la llamada economía; una llamada economía que cuando mejor funciona es cuando más se consume y más se destruye. Esta política absurda no solo ha provocado que miles de empresas se mueven a países con una mano de obra más barata, sino que, también las empresas, ante la competencia, se han visto forzadas a reducir la calidad de los productos (todavía en Cuba hay refrigeradores, aire acondicionados, y miles de autos y otras maquinarias de los años cincuenta, pues eran hechos con mejores materiales que los presentes) no solo para poder venderlos más baratos, sino que hasta pudiera sospecharse que también hay una intención de producirlos de forma que se descompongan y se dañen para que tengamos que comprarle otros en un futuro cercano; todo lo cual es parte de la esclavitud y del chantaje del salario¿Quién es el causante de este ridículo? Pues el dinero. ¿Cómo podríamos lidiar con este grave problema?Para realmente poder liberarnos de la esclavitud y del chantaje del salario es necesario que llamemos a los capitalistas a que produzcan no ya un refrigerador, un aire acondicionado, una lavadora de ropa, televisores y autos, etc., para que duren sesenta años sino que para que duren cien ó doscientos años; no importa el precio que le puedan poner. Y entonces, una vez que todos tengamos esos equipos irrompibles, mandemos a cerrar las fábricas, y paguémosle a sus dueños lo que ellos obtenían con la venda de esos productos cuando estaban en operación; no importa que reclamen un trillón de dólares. Ahora el país estaría en mejores condiciones de ofrecérselos, por cuanto ya no estaríamos consumiendo energías, ni materias primas, en fabricarlos y distribuirlos. Y todavía algo más: la moneda nacional adquiriría mayor valor, pues ya no estaríamos imprimiendo papel moneda para representar el valor de unos productos con el que estábamos consumiendo grandes recursos, sino que ahora estaríamos imprimiendo papel moneda respaldado por habernos liberado de la construcción de unas necesidades que requerían de una gran inversión en recursos humanos y materiales.Y que pasará con los millones de personas que sean desocupadas una vez que todo lo que necesitábamos lo hayamos recibido (ya todos tenemos la vivienda ideal, equipadas con los mejores aparatos domésticos; ya tenemos el mejor auto, el mejor teléfono y computadora, y todo lo mejor que se haya podido crear), digamos con un desempleo del 80-90% de la población en edad de trabajar. Pues a esa gente se le daría un salario por no estar destruyendo, o sea, para detenerla como una fuerza destructora en la sociedad a como es actualmente. ¿Y cuanto mejor no seria pagarle a la gente para que deje de destruir, que el pagarle para que siga destruyendo, mientras construyen todas esas cosas inútiles que se ven en las tiendas y mercados?De acuerdo a mi visión de economía, no solo el estado no tiene por que colectar impuestos sino que es el quien debería de pagarle las casas ó la renta, la electricidad, el teléfono, el agua y el cable a todos sus ciudadanos, con lo que el país se ahorraría grandes recursos si así lo hiciera. De manera que pudiéramos liberar a los que leen los relojes de la electricidad y a los que desconectan ó instalan estas, ya que el gobierno le pagaría a las empresas eléctricas una suma anual igual ó mejor que la que ellos obtenían en ganancias cuando cobraban la electricidad a los consumidores, teniendo a miles de empleados dedicados a la labores de cobrar, empleados que serian liberados de esa función destructiva.¿Cuando más rico no seria un país que dejara de destruir a uno que se ve forzado a destruirse para seguir manteniendo un llamado movimiento económico que no cabe en el razonamiento humano? Bien: ¿Por qué de la producción? Pues para que haya trabajo. ¿Por qué del trabajo? Pues para que haya dinero con que consumir y mantener así la llamada vida económica activa? O sea, que todo es un problema de dinero. Si no hay dinero, la producción (tanto la de productos esenciales como la de bisuterías y baratijas) se contrae, las bananas y carnes se echan a perder en los mercados, el pan coge moho y algunos productos expiran de fecha de uso. Culpable: el dinero. ¿Cómo vamos a dejar que los agricultores dejen de producir leche y pollos por que la gente no tenga tanto dinero como para consumirlos? No son acaso la leche y los pollos parte de esa riqueza que se traduce en dinero en cual se le representa? Pues si no hay dinero, entonces que se imprima más papel moneda ó que se reduzcan los precios al cincuenta ó al noventa por ciento, y el gobierno que sea quien pague la diferencia a los productores y comerciantes. El asunto no es cuanto dinero se tenga, o sea, cuanto dinero tengan los capitalista, sino que puedan hacer con ello.

Notas sobre la llamada ley del valor:Cuando tomamos demasiado en cuanta el valor y la ley del valor para hacer economía, pues sencillamente nos amarramos, al sujetarnos a unos conceptos capitalistas que no tienen por qué tener aplicación en una economía planificada, siendo un gran error regirnos por ella. Y todo, muchas veces, por no ser capaces de renunciar a los honores de unos créditos académicos en economía que nos ganamos en alguna escuela de economía, ó bien capitalista, ó bien influenciada por el movimiento económico en el capitalismo, cual es el que domina el escenario mundial.En una economía comunista lo que importa es producir lo que se necesite, y no que calcular el costo de producción de algo, sino que la prioridad ha de estar en el valor de servicio y de beneficio del producto, renunciando a tener en cuenta la llamada rentabilidad de un centro de producción. Si por un asunto de salario, producir un pan en una panadería teóricamente costara cien veces más que el precio en el que este se dispusiera para el consumo de la población, pues no se estaría perdiendo nada el estado socialista por este concepto, pues ese pan estaba dentro del plan de planificación establecido, por lo que hasta cuando se repartiera éste y todos los demás productos incluidos en ese plan sin que nadie tuviera que extender efectivo para adquirirlo, tampoco el estado sufriría en lo más mínimo por ello; no importa que todas las empresas productoras fueran “irrentables”, no solo debido al trabajo-salario de los obreros del estado socialista, sino que, incluso, hasta cuando fueran “irrentables” debido al costo de las importaciones necesarias para elaborar los producto para con el consumo nacional. Lo que si no podría hacer un estado socialista es producir algo para la exportación que resultara al país en pérdidas económicas su exportación para obtener divisas debido al coste de producción en el que estuvieran involucrados gastos en productos importados, sean energía, fertilizantes, maquinarias, materia prima o lo que fuera. O sea, que si la libra de azúcar producida le cuesta al país veinte centavos de dólar, esta no se debería vender a menos de cuarenta centavos de dólar, ó sencillamente parar con su producción y dedicar las tierras a otros sembradíos. Lo mismo puede decirse de cualquier otro producto para la exportación. Lo que si no se debe tomar en cuenta es ni el numero de personal trabajando para con una producción, ni los salarios de estos en moneda nacional.En el capitalismo las cosas no son solamente valoradas según su costo de producción, sino que principalmente según la especulación y según la oferta y la demanda. Esto es que ni el petróleo cuesta tanto para extraerlo como para que tenga un precio tan alto, ni el arroz ni el azúcar cuesta tan poco producirlos como para que tengan unos precios tan bajos. De manera que nadie le paga a un país por lo que le cuesta producir uno u otro producto, sino que por el precio que estos tengan en el mercado internacional según sean las existencias; si hay mucho arroz, café y azúcar en oferta, pues bajan los precios, sin importar que lo que se pague por ello esté por debajo del coste de producción. Y así es con todo sin excepción.

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