"Yo no tengo duda que en Cuba siempre ha existido libertad de expresión, solo que bajo el concepto propio que tiene la revolución sobre lo que es dicha libertad. O sea, una libertad que no sea usada para hacer contrarrevolución. Incluso, hasta en el caso de que alguien -pretendiendo salir en defensa de la revolución según existía hasta finales de los ochenta- intentara decir algo que se viera claramente que su intención es maliciosa, pues eso no se permitirá más allá de vociferarlo, sin ninguna cobertura publicitaria ni de aparición en la prensa escrita. De la misma manera que en los EE.UU los medios de comunicación les tienen prohibido a sus empleados el decir nada que pueda resultarle ofensivo a la homosexualidad, a los judíos, a los negros, a las mujeres... o sea, a los grupos histéricos que forman parte de las vacas sagradas en la sociedad norteamericana, así nosotros también tenemos una mayoría supersusceptible que se pone hísterica si decimos algo en contra de la revolución y de sus líderes. Decir algo que les resulte molesto u ofensivo a cualquiera de estos grupos hístericos que forman parte de la sociedad norteamericana, es fusilarse a sí mismo como periodista ó comentarista, por cuanto sería despedido inmediatamente de su trabajo para así calmar los ánimos de la parte de la comunidad que resultó ofendida y que exigió una respuesta; o sea, que se castigara severamente al trangresor. Esto es algo que se ha visto con mucha frecuencia; nadie que sea una figura del deporte, de la política, de la farándula, etc., puede atreverse a opinar negativamente sobre ninguno de estos grupos, so pena de arruinar su carrera, cualquiera que sea. De manera que el que la revolución cubana niegue la publicidad de comentarios cizañosos con los que se traten de poner en duda los avances sociales de la revolución, pues esos comentarios no pasaran de gritos sin repercusiones ó trascendencia alguna, así como con esa misma libertad con la que los indigentes norteamericanos vociferan con “toda libertad” sus quejas al sistema, conscientes de que no podrían ser más castigados que lo que ya están en medio de la podredumbre, del churre, de la peste y del desprecio y asco que les inspiran a los demás.
Nosotros como país bloqueado y constantemente agredido por los gobiernos norteamericanos no podemos darles más libertad de expresión a nuestros ciudadanos que las que se disfrutan en la sociedad norteamericana, en la que –contrario a lo que se sucede en nuestro país- se defienden intereses mezquinos que se les han rendido a la intolerancia de los grupos histéricos que reaccionan inmediatamente ante cualquier mención que se haga de ellos y en la que se sientan aludidos, exigiendo disculpas y renuncias a las posiciones o trabajos que tengan, so pena de ser castigados con un llamamiento a la parte ofendida para boicotear a la empresa, país ó productos que forme parte de los intereses económicos de quienes permitieron o difundieron la ofensa. Así, si un presidente mexicano se equivoca en su manera de defender a sus connacionales y dice que “ni los negros hacen los trabajos que los mexicanos hacen en los EE.UU” inmediatamente los negros norteamericanos reaccionan y le piden les de una disculpa por cuanto ellos entendieron que estaba diciendo que ellos eran un grupo humano inferior; si un pelotero de las grandes ligas se pone un símbolo de apoyo a la heterosexualidad, los homosexuales inmediatamente reaccionaran ofendidos y éste tendría que pedir disculpas para evitar el fin de su carrera, ya que ellos entienden que defender la heterosexualidad es oprimir a la homosexualidead; no importa que su intención no era homofoba sino que simplemente expresaba apoyo a su lado de preferencia sexual ... de la misma manera que los gays lo hacen con su símbolo de la bandera con los colores del arcoíris y sin que nadie proteste por ello.
En Cuba, al igual que en los EE.UU, todos tienen libertad de vociferar sus inconformidades y descontentos con la revolución cubana siempre que no aspiren a que se les de un micrófono, ó una pagina de nuestra prensa ó bien un espacio en nuestra radio ó televisión ni siquiera para recordar lo que se dijo alguna vez por alguno de nuestros líderes, haya sido dicho por quien lo haya dicho, si eso se va a usar claramente con intenciones contrarrevolucionarias. La revolución no tiene culpa de que no se entiendan sus conceptos de libertad de expresión por quienes niegan que esa libertad exista entre nosotros. Si los norteamericanos tienen totalmente reprimidos a sus ciudadanos de expresar ideas y opiniones que puedan ofender los intereses políticos, artísticos ó empresariales de ciertos grupos, ¿por qué exigirle a la revolución cubana libertades que se prohíben entre ellos mismos por temor a los chantajes y represiones de los grupos supersusceptibles que hay en la sociedad norteamericana? ¿Acaso en la sociedad cubana no hay también una gran masa de personas supersusceptibles a todo lo que se diga en contra de la revolución que ellos sienten que los ha dignificado?"
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