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Yoani Sanchez vs Enrique Ubieta

Yoani Sanchez es una bloguera que sabe muy bien que el sistema político cubano es un total fracaso en todos los sentidos; algo que también saben otros millones de cubanos, quienes –al igual que ella- en su mayoría carecen, sin embargo, del repertorio político adecuado para refutar a un régimen que ha aprendido muy bien a como defenderse de sus detractores. Régimen que no solo ha perfeccionado su retórica, sino que tiene todo el control de los medios de comunicación, con la excepción de un internet que ya no podía seguir controlándole su información limitándolo al exclusivo uso del gobierno, internet por donde se le ha abierto una brecha de información libre a los muy pocos usuarios independientes que hay en Cuba.
Pudiéramos decir que con Yoani Sanches se inició en Cuba la respuesta gubernamental a la información libre que se ha venido filtrando en la isla; algo a lo que antes no tenían necesidad por cuanto nadie tenía medios para decir públicamente nada en que se objetara al gobierno. Ese es un favor que los cubanos se lo deben a la ciencia del internet; una ciencia a la que el gobierno de Cuba ya no podía seguir negándose para evitar a lo que ahora se están teniendo que enfrentar, por cuanto ya se volvía para el gobierno en un asunto vergonzoso el que un país al que llaman de muy culto, estuviera rezagado a unos de los últimos lugares en el mundo en cuanto a internet. Y todo como parte de una política represiva para cerrarse a la información que se recibe a través de este servicio.
Ahora el gobierno de Cuba se ha visto obligado a responderle a personas como Yoami para tratar de desprestigiarla; no tanto al entender de los cubanos –lo que les resulta casi que imposible por cuanto ellos han vivido en carne propia la vida en un régimen totalitario- sino que más bien para con el entender del resto del mundo, al que siempre les resulta mucho más fácil poder manejar.
En estos mismos momentos el gobierno cubano ha instruido a varios de sus incondicionales a que lancen una ofensiva mediática para contrarrestar a blogueras como Yoami que ni siquiera cuentan con una elocuencia y con una fuerza de crítica que merezca considerarse como digna para el debate. Así surge un tal Enrique Ubieta a quien parece que se le ha encargado personalmente seguirla y leerse cada comentario de la bloguera, para entonces contraatacarla como quien intenta impedir que se expanda una epidemia que afecte la manera de pensar de los cubanos.
En su último post de su blog “La isla desconocida” y bajo el titulo de “Sobre el diálogo y la lucha de clases” Enrique Ubieta la arremete contra la inofensiva Yoami como si esta fuera una real amenaza para el sistema cubano. En su comentario, Ubieta deja ver una gran arrogancia de su persona, cuando claramente denuncia a otras dos personas (yo entre ellas) con esa libertad que se dan los que no necesitan ni quieren más amigos que los que ya les sobran, rechazando de plano cualquier tipo de condescendencia y de respeto con unas personas que habían buscado una comunicación sincera con él sobre los asuntos cubanos; personas sobre las que manipuló sus comentarios, tomando palabras fuera de contexto, y sin siquiera haber publicado lo que estas dijeron. De manera que solo esas dos personas en cuestión son las únicas que puede saber de lo que él está hablando.
Si es así como el gobierno de Cuba enfrenta los comentarios adversos que aparecen en el internet, pues lo hace de una manera muy sucia que muy bien se merece el castigo de la historia.
E aquí el comentario de Enrique Ubieta:
“Enrique Ubieta Gómez
Yoani siempre es “en blanco y negro”. Más exactamente en negro. Su último post “El compañero Granma”, aparece publicado en las páginas de “la señora El Nuevo Herald”. Siguiendo su lógica, no podría imaginarme otra imagen humana más exacta que la suya, si el periódico del hampa miamense cobrara vida. Una mujer delgada, de fingida austeridad y ojos pequeños, ausentes para lo bueno y hermoso. Pero esos diarios no son iguales en su oposición extrema: a pesar de sus insuficiencias, Granma es un periódico cubano que pelea por los cubanos (por los latinoamericanos, y en última instancia, “por los pobres de la Tierra”, como quería Martí). El Nuevo Herald es un periódico imperialista que pelea por los ciudadanos imperiales, los originarios y los conversos, por sus propiedades y sus privilegios perdidos en Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, etc. Yoani es neo-heraldista. Aspira a la ciudadanía imperial (al menos honoraria).
Pensaba entonces en un mensaje que algunos lectores de mi blog –personas que residen en Estados Unidos, según creo entender--, agrupados en una denominación que invierte el nombre de un sitio cubano muy leído, me envían con insistencia. Ellos no quieren ser ni Granma ni El Nuevo Herald, rechazan al imperialismo y a la “dictadura” comunista. Piden el abrazo de hermanos, el respeto a todas las posiciones. Francisco (doy por auténtico su nombre) llega a decir que su aspiración, como la nuestra, es “la creación de una sociedad más humana y más justa” y escribe: “Simplemente diferimos en los métodos, que tristemente a lo largo de la historia se han centrado alrededor del mantenimiento o la preponderancia de una clase y sus intereses, llevando a la creación de sociedades exclusivistas, en lugar de lo que marca ese fin tan preciado de la justicia, que es la creación de sociedades inclusivistas”. Selecciono esa frase –el discurso de Francisco es correcto, amigable, para nada parecido al de la soberbia Yoani, aunque entre reverencias y acuerdos retóricos, deslice aseveraciones inadmisibles que revierten o anulan la buena voluntad--, porque marca como ninguna el sentido del sinsentido. Lo dice claro: quiere construir una República donde no predomine una clase social por sobre otra, ¿realmente lo cree posible? Me temo que para lograr ese empeño, primero tendrán que desaparecer las clases, y no es a eso precisamente a lo que aspira Francisco.
Otro interlocutor de similares intenciones –este nombrado Raúl--, deplora que los cubanos (de diferentes credos e intereses políticos) no podamos dialogar y entendernos satisfactoriamente. En realidad, no es algo extraño: la familia Bush se entiende mejor con la familia real de Arabia Saudita (con todo y su islamismo radical) que con muchos de sus conciudadanos; igualmente, reconozco que puedo establecer un diálogo fructífero, no siempre en pleno acuerdo, con mis hermanos de lucha bolivianos y venezolanos (o españoles y franceses) y que sin embargo, hay cubanos de nacimiento con los que resulta imposible la comunicación. Ahora mismo dicen que andan de vacaciones, junticos en una hacienda dominicana, propiedad del venezolano Cisneros, Bush, Aznar y Uribe. Amigos para siempre. Podemos decir que en cada caso nos unen o separan no problemas de lenguaje, como sugiere, sino “intereses de clase”. El mensaje de Raúl fue ingenuo hasta un punto o –admitamos también esa posibilidad--, fue a partir de ese punto aún más ingenuo: “Muchas veces me he preguntado –agregaba--, ¿como es posible que en un diálogo entre personas tan cultas como lo son el tal Carlos Alberto Montaner y algún intelectual cubano en el lado del gobierno, no lleguen a ningún entendimiento después de un largo debate? Los dos aparentemente tienen las herramientas necesarias para poder fácilmente entenderse, pero de ahí a los hechos, son dos cosas muy distintas”. Pudo haber tomado otro ejemplo para su interrogante, pero escogió uno de los peores. De cualquier manera su elección es elocuente: ¿es posible el diálogo con Montaner, el hombre de la CIA en España?
Martí excluyó de su República “con todos y por el bien de todos” a quienes llama sietemesinos. Para no fragmentar ni interpretar el texto martiano, cito un fragmento extenso: “No les alcanza al árbol difícil el brazo canijo, el brazo de uñas pintadas y pulsera, el brazo de Madrid o de París, y dicen que no se puede alcanzar el árbol. Hay que cargar los barcos de esos insectos dañinos, que le roen el hueso a la patria que los nutre. Si son parisienses o madrileños, vayan al Prado, de faroles, o vayan a Tortoni, de sorbetes. ¡Estos hijos de carpintero, que se avergüenzan de que su padre sea carpintero! ¡Estos nacidos en América, que se avergüenzan, porque llevan delantal indio, de la madre que los crió, y reniegan. ¡bribones!, de la madre enferma, y la dejan sola en el lecho de las enfermedades”. Estoy seguro que Francisco y Raúl sabrán identificar a los aludidos por Martí. Sé que entenderán además –a pesar de las evidentes diferencias--, que en la Cuba que queremos no quepan hombres como Posada Carriles. Pero tengo mis dudas en cuanto a otros pretendientes de espacio: ¿volverían a mandar en Cuba los corruptos, los enriquecidos del erario público, que se marcharon en los primeros sesenta?, ¿regresarían triunfales a recuperar sus propiedades confiscadas los viejillos del Big Five, que tanto deslumbraron a Hernández Busto, aquellos a los que Ichikawa calificara en un librito de recién emigrado, como “la verdadera aristocracia cubana”?, ¿o se trataría de otra generación de grandes inversores, dispuesta a devorar nuestros recursos, humanos y materiales?, ¿entregaríamos el país a las trasnacionales?, ¿no se dan cuenta que tras los “pequeños intereses” de muchos cubanos con educación y mentalidad norteamericana, están los “grandes intereses” del imperialismo?
Francisco me dice: “yo sé que usted es revolucionario, y se lo respeto. Pero aquí la cuestión está en si los que no son revolucionarios merecen respeto. Eso le corresponde a usted, y a los revolucionarios, contestarlo, y si es así, si merecen respeto, entonces darle el espacio apropiado dentro de Cuba para que se desarrollen, de nuevo en una sociedad donde impere la paz, la fraternidad, el derecho y la igualdad”. Sí, respondo, los no revolucionarios merecen respeto. En 1961, en sus Palabras a los intelectuales, Fidel admitía la convivencia de revolucionarios y no revolucionarios en una nueva Cuba: “la Revolución nunca debe renunciar a contar con la mayoría del pueblo –decía Fidel--; a contar, no sólo con los revolucionarios, sino con todos los ciudadanos honestos que aunque no sean revolucionarios, es decir, que aunque no tengan una actitud revolucionaria ante la vida, estén con ella. La Revolución sólo debe renunciar a aquellos que sean incorregiblemente reaccionarios, que sean incorregiblemente contrarrevolucionarios. Y la Revolución tiene que tener una política para esa parte del pueblo”. Porque una Revolución auténtica en el Poder tiene derecho a defenderse; es un micro poder –que representa los intereses de las mayorías--, contrapuesto al Poder trasnacional del Capital. Los revolucionarios creemos que una sociedad sin clases es posible, pero eso se llama comunismo, y solo será posible el día en que los estados de mayor desarrollo económico avancen por el camino socialista.
Yoani expresa una tendencia de ese Poder trasnacional desplazado en Cuba; su rostro “pacífico” –sabemos cuanto vale en el capitalismo la apariencia, la imagen, para vender un producto--, no disimula sin embargo la soberbia del poderoso, su negación continua de “los aportes” de la Revolución, e incluso, el anuncio (la advertencia) de una posible “noche de los cuchillos largos”. No es Posada, no es Saavedra, no es Montaner, hechos a imagen y semejanza de los viejos halcones; Yoani es más obamista: sonríe y apoya el golpe de estado en Honduras y tuitea para derrocar a los gobiernos de Venezuela o de Irán. Tiene “el palo o la navaja bajo la cama para un día poder usarlos”, como dice, supuestamente de otros, en un post. Pero es lo mismo. El mismo rencor de clase, la misma soberbia. Quiero creer en Francisco, en Raúl, pero sus llamados al diálogo y sus propuestas me conducen hacia el capitalismo --hacia un capitalismo ideal, imposible, preámbulo del verdadero--, un sistema que, por definición, establece “la preponderancia de una clase y sus intereses”, que no son los míos.”

El mensaje de Ubieta es claramente un mensaje de poco amigo; a él no le interesa ni el debate político, ni hacer amigos, ni la condescendencia con nadie; él solo quiere seguir viviendo su vida de persona que viaja mucho y que se pasa gran parte del tiempo fuera de Cuba (como él mismo ha dicho), disfrutando de los fetiches y otros atractivos del capitalismo, a los que nunca han renunciado ni los más convencidos de los comunistas románticos, los que siempre han preferido establecerse en una país capitalista antes que en uno comunista cuando han tenido que salir para un exilio por las razones que hayan sido.
En lo que respecta a mi, ya se que el trabajo de Ubieta no es otro que el de manipular a su manera los comentarios que le hagan personas como yo a lo que él dice en su blog, por lo que no me prestaré otra vez para que me use de esa manera tan arrogante a su estilo propio.

E aquí los comentarios que le había enviado a Ubieta en su blog:
Creo que no puedo exigirle otra respuesta que la que usted le ha dado a Francisco. Y digo que no le podría exigir otra respuesta por que seria muy injusto con usted a partir de que es su derecho a defender lo que usted ha logrado en la vida, cual en estos momentos representa su felicidad. Como el mismo Fidel Castro dijera “no hay nada que haga a alguien más feliz que luchar por unas ideas”, a lo que yo le añado “cuando se cuenta con los recursos y las facilidades para poder luchar por ellas”. En su posición, usted está luchando por ellas en condiciones sumamente excitantes, y nadie podría reclamarle que renuncie a ello, pues eso es algo que nunca se ha dado en ninguna parte del mundo, lo que muy bien caería en la categoría de envidia y de celos.
Sin embargo, honestamente le digo que su discurso seria mucho más creíble si usted fuera una persona opaca que no hubiera tenido la suerte de llegar a donde ha llegado. Yo le voy a decir la verdad: yo creo que si yo estuviera en su posición, yo también desde un principio me hubiera amoldado la mente para siempre buscar la manera de poder justificar y entender lo que está sucediendo en Cuba, partiendo del ejemplo de lo que yo mismo habría alcanzado, por lo que yo hubiera dicho lo mismo y hasta muchísimo más a la manera suya de lo que usted mismo se atrevería, si ya yo, sin estar en su posición me he referido al capitalismo de la peor de las forma, y al gobierno norteamericano le he llamado hasta de imperialismo pederasta, ¿pues que yo no diría si estuviera en su posición? Y sin embargo soy un muerto de hambre trabajador de factoría que no ha viajado posiblemente ni una centésima de lo que usted lo ha hecho, basándome en sus propias declaraciones. De manera que esto es un asunto de formas: si uno está frustrado con algo ó alguien, pues entonces cultivamos en nuestra mente una rabia que nos lleva a siempre tratar de denigrar y a ser detractores de quienes creemos responsables por nuestras frustraciones, mientras que si vivimos felices en dependencia de que tenemos que apoyar a los que nos facilitan esa felicidad, pues entonces como algo muy normal y natural, tendemos a amoldar nuestra mente para pensar positivamente de quienes dependemos para disfrutar sin culpas de lo que estamos disfrutando. Ni en Cuba ni en ninguna parte del mundo existen posibilidades reales para que todo el mundo logre lo que usted está viviendo. Lo que usted vive es un gran sueño que muy pocos pueden lograr. Si usted sabe que una de las grandes mentiras del capitalismo es su afirmación de que todos pueden lograr en el lo que quieran si trabajan duro y le ponen empeño para lograrlo, el sugerir la idea de que en Cuba todos pueden, es tan irrealista como la Cuba de empresarios que Mas Canosa le propuso a Alarcón en el famoso debate. Si en Cuba al menos tan solo un diez por ciento de la gente tuviera las libertades y posibilidades que usted tiene para viajar y para soñar, le aseguro que Cuba seria todo un éxito revolucionario.
Para que no se sienta mal, debo mencionarle que esas damas burguesas sentimentales de corazones tan generosos que hasta lloran por que su perrito se sienta mal, y que se entristecen si se leen una novela en la que se habla de niños pasando hambre, son las mismas que se niegan a creer que su buen esposo –hombre cariñoso y piadoso- sea el que está explotando hasta la muerte en las minas ó en las plantaciones a esas mismas personas por las que ella llora. Pues hay una realidad que no la deja ir mucho más allá: en esta vida, ó eres presa ó eres depredador. Si renuncias a ser depredador sin que arregles las cosas del mundo para que puedas vivir en el sin que te devoren, pues entonces formaras parte de los abusados y explotados cuando ya no tenga poder para explotar a otros, por lo que te quedarías sin criadas que te cocinaran y limpiaran la mansión (algo que no sabrías como hacerlo) y va y hasta tenga que volverte lavandera para ganarte unas pesetas para poder con ellas mal comer.
De manera que así como yo puedo entender la sicología de los ricos (especialmente la de los ricos anterior al siglo veinte, cuando era muy difícil la vida de podres), ¿Cómo no voy a entender entonces a personas como usted que defiendan una ilusión de la que creen que pueda llegar a hacerse realidad aun después de más de cincuenta años de fracaso, considerando que usted no se beneficia de la explotación despiadada de personas en las minas de carbón como el que se narra en la novela “Germinar” en la Francia del siglo diecinueve?
El mismo Francisco que le inició este debate, yo estoy casi que cien por ciento seguro de que si hubiera estado en su posición, no solo se defendería en la forma en usted lo hace, sino que va y hasta no le hubiera dedicado su tiempo a este debate en detrimento de sus responsabilidades habituales en la Calle del Medio; incluso, yo creo que yo estaría más cerca de Francisco en esta categoría que de usted mismo. Y digo esto basándome en las posibilidades: la posibilidad de que alguien estando en una posición cómoda se ponga a cuestionarse si es ético ó no lo que él está haciendo y los beneficios de los que se está sirviendo, eso es algo que es muy remoto; algo que sucede en uno entre mil millones; hasta de Gandhi tengo mis dudas de si era realmente una persona del todo sincera, a pesar de que lo único que tenia como propiedad privada era un trapo para envolverse, unos lentes para ver, y un palo para apoyarse. Por lo tanto, el que alguien te exija a ti ello, seria ser demasiado injusto contigo.
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Amigos Francisco y Enrique. Mientras más comentarios políticos leo entre cubanos de una posición y de otra , más ansiedad me da el asunto, por cuanto veo que esto no parece tener un final, lo que me hace llegar a entender a los que se cierran al dialogo y a la búsqueda del entendimiento con los demás, limitando las posibilidades de replica y de critica, e imponiendo la censura para así acabar de una vez con las interminables discusiones que siempre resultan inútiles, sobre todo cuando hay un problema ideológico de por medio.
Esta ansiedad que me provoca el leerme lo que dicen unos y otros, me ha llevado a la conclusión de que el problema es un asunto de deficiencia comunicativa, o sea, que tenemos un grave problema en el lenguaje para con el entendimiento entre las personas. Y no importa cuanto intelectuales, cultos y dominadores de la palabra sean unos y otros, todavía hay algo que falta que no los deja llegar a entenderse.
Este fenómeno me hace recordar un documental del reino animal en el que se trataba sobre el asunto de los grupos de animales en los que hay un macho dominante, documental que me hizo reflexionar mucho para así entender el porqué después de millones de años, todavía esos animales mantenían un comportamiento absurdo que les hace la vida miserable a todos ellos. Así, en el documental se ve como en las comunidades de las morsas, cuando un macho –después de muchos años de sufrimiento y de espera- por fin desplazaba al que antes controlaba a un grupo de hembras de su comunidad, este se hacia incapaz de entender a los que junto con él, también habían sufrido el dominio del anterior macho, cuando le veían imponiendo su dominio y dominando a un grupo de hembras sin dejarle siquiera una sola a los otros machos, últimos cuales, en su gran frustración, mataban a sus hijos cuando por descuido se salían unos pocos metros de la protección de sus padres.
Este mismo fenómeno también sucede entre monos, leones, y otros animales, donde solo uno se adueña de un grupo de hembras. Y la pregunta que yo me hice fue, ¿por qué no se han podido poner de acuerdo en tantos millones de años para solucionar una situación entre ellos que los hace sufrir tanto y hasta algunos llegan a morir llenos de frustraciones, sin siquiera haber estado alguna vez con una hembra? El problema es un asunto de falta de comunicación. Ellos parecen que no tienen las palabras para tener un dialogo y proponer una forma de realizarse en la que todos puedan tener una pareja; no existe entre ellos posibilidad alguna de que unos y otros puedan comunicarse entre sí para entenderse y poder acordar en sacar al opresor que tiene a todas las hembras, para entonces cada uno tomar una y no permitir que eso se repita. Así también pasa lo mismo entre los animales cuando atrapan a una presa para alimentarse: el que capturó a la presa desconoce la intención del que quiere una parte de ella para alimentarse, por cuanto tiene hambre, por lo que no dejará que nadie que sea menos agresivo que él, se acerque a comer de lo que el capturó.
Nosotros, a pesar de que tenemos un lenguaje, y que hay muchas personas que lo dominan muy bien para expresar sus ideas, sin embargo los intereses humanos abarcan tanto que el lenguaje no nos es suficiente para llegar a un entendimiento y así ponernos de acuerdo en los asuntos que nos conciernen. Es por eso que surgen machos dominantes que no controlan necesariamente millones de hembras, pero que si controlan a millones de personas. Y la culpa de ello está en que las otras “morsas” que están frustradas por no tener el poder, están solo pensando en que una vez que lo agarren no lo compartirán, por cuando desconocen de las intenciones que puedan tener sus homólogos.
Muchas veces me he preguntado ¿como es posible que en un diálogo entre personas tan cultas como los son el tal Carlos Alberto Montaner y algún intelectual cubano en el lado del gobierno, no lleguen a ningún entendimiento después de un largo debate? Los dos aparentemente tienen las herramientas necesarias para poder fácilmente entenderse, pero de ahí a los hechos, son dos cosas muy distintas. De manera que la facilidad para con el flujo de las palabras exactas entre dos ó más personas que tienen un gran dominio y conocimiento de la lengua, no son suficientes para darle una definición a una serie de conceptos abstractos sobre los que están discutiendo. De manera que lo que para unos significa libertad, para otros significa dictadura, independientemente de que si lleguen a entenderse en cuanto a que ambos buscan lo mejor para cada uno. Y es que este asunto va mucho más allá de lo que yo mismo me había percatado mientras escribía sobre él. No solo la culpa la tiene nuestras capacidades comunicativas desde el punto de vista de sus limitaciones, sino que también los hábitos adquiridos al valernos de un lenguaje imperfecto que se estableció y que domina en las letras y en las palabras.
Esto es, que la muy reducida minoría que domina bien la comunicación hablada y que tiene un amplio conocimiento del significado de las palabras, hacen uso de las mismas para hablar de conceptos que requieren de un discurso interminable mientras nos valemos de unas mismas voces que no son suficientes para explicar las nuevas filosofías que serian las únicas que nos permitirían entendernos. O sea, que esto es algo que podría tomarnos mucho tiempo, considerando que el lenguaje expresa las ideas, y las ideas se van descubriendo. Mas nosotros nos hemos estancados con el uso de unas palabras sin prácticamente añadir nuevas, al creernos que las que conocemos ya son suficientes. Y sí lo son para con el mundo del pensamiento conocido -un mundo de pensamiento que no ha sido capaz de unirnos-, más no lo son para con un mundo de pensamiento que necesita expandirse en conocimientos y en nuevas ideas y conceptos para hacernos posible el entendimiento; de ahí que podrían pasar entre nosotros otros miles de años antes de que nos entendamos en como hemos de vivir la vida para que todos nos acomodemos en ella –si es que esto fuera posible-. Puedo imaginarme que llegaremos primero a viajar muy lejos por el espacio antes de que esto llegue a realizarse.
Yo mismo, en mis trabajos filosóficos creados y que no han sido publicados, me he visto forzado a crear decenas de palabras para poder explicar una filosofía y unas ideas y conceptos que son totalmente nuevos en el mundo de las ideas; de ahí que pueda entender el por qué nos resulta tan difícil entrar en acuerdos.
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Enrique, creo que deberías de leer otra vez mi comentario sobre el que hace aquí referencia, pues creo que ó bien no me entendiste, ó bien tenia que decir las cosas en una forma que me llevaría a ser hipócrita para así acomodarme a tu manera de entender las cosas. Yo había dicho que “Mientras más comentarios políticos leo entre cubanos de una posición y de otra , más ansiedad me da el asunto, por cuanto veo que esto no parece tener un final, lo que me hace llegar a entender a los que se cierran al dialogo y a la búsqueda del entendimiento con los demás, limitando las posibilidades de replica y de critica, e imponiendo la censura para así acabar de una vez con las interminables discusiones que siempre resultan inútiles, sobre todo cuando hay un problema ideológico de por medio.”
Con estas palabras, no solo estoy diciendo lo mismo que usted ha señalado sobre lo dicho por Martí, sino que puedo entenderlo a usted mismo cuando parece estar -en su critica- manipulando mis comentarios sin siquiera haberlos publicado. La realidad es que con lo dicho arriba, le estoy diciendo que entiendo a los que se cierran a la discusión política después de concluir que lo que unos entienden por libertad… otros lo entienden por opresión. Por lo tanto, creo que usted no entendió bien mi mensaje, pues quizás ya asumía que era contrarrevolucionario.
En cuanto al ejemplo que puse en el que menciono al tal Montaner, pues lo hice precisamente para poner uno de los peores ó más extremos ejemplos para que mejor se me entendiera. Montaner es una persona que al menos cuando escribe demuestra que tiene un gran dominio de la palabra, independientemente de que uno pueda estar de acuerdo con él ó no. Y si por casualidad le interesa, yo de esta persona –como de cualquier otra- se muy poco, por cuanto nunca me he leído ni siquiera a un solo autor; algo que ya te había dejado saber antes. Y por lo tanto, no puedo ser ni montaneista, ni marxista, ni peronista, ni nada, por cuanto no se casi nada de ellos. Pero cuando leía con frecuencia los periódicos hispanos de Miami, normalmente me leía la columna de dicha persona, así como también la de Anderson (ya desaparecido) y otros que me hacían reír, como Tomás Regalado; otro contrarrevolucionario –no tan culto como el primero- que no necesitaría más que un buen puesto como el que tuvo el ex ministro de relaciones exteriores Roberto Robaina, para que fuera un revolucionario de palabras hasta el final de sus días.
En cuanto a que no nos entendemos por un problema de intereses de clases y no que por un problema de lenguaje, pues le tengo recordar que todos los seres humanos somos intrínsecamente comunistas; el problema es que no sabemos como hacer realidad la utopía comunista. Carlos Alberto Montaner es un comunista convencido; también lo es Tomás Regalado, lo es el Francisco del que usted habla; incluso lo es el mismísimo Posada Carrriles y sus secuaces. Dennos un mundo en el que no necesitemos de competir entre los seres humanos para que todos podamos tener lo suficiente para ser felices, y hasta el mismo Hitler nos pediría desde el infierno una oportunidad para demostrarnos que en el fondo el no era ese ser monstruoso que salió de él, sino que él también soñaba con una utopía.

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